lunes, octubre 08, 2007

Lástima
Utilicé la literatura para expresar lo que una exposición de pintura me hizo sentir, pensar e imaginar. Creé un cuento (que por obviedad significa ficción, fantasía, imaginación o como gusten, pero es algo no real). Deseaba ansiosamente tener la oportunidad de mostrarle el cuento a la pintora porque supuse que le parecería un halago y sencillamente porque quería su opinión.
Sin embargo ella se sintió ofendida porque afirmó que mis palabras dañaban su imagen como pintora. Lamento que se haya sentido ofendida por lo que su obra provocó en mí, también lamento que haya personas sedientas de verdad que pretenden encontrarla en un blog.
Sin embargo debo decir que me siento satisfecha con el cuento que escribí, porque me gustó, porque a pesar de todo me siento honrada de que la pintora se haya tomado el tiempo de leer mi cuento, tal como yo me tomé el tiempo de escribirlo.
Ahora quiero decir que el cuento será publicado nuevamente, por supuesto que con un nombre ficticio, porque no creo en la censura y porque como alguien dijo, es importante que todos defendamos lo que hacemos.

sábado, septiembre 29, 2007



POR LOS ARTISTAS QUE NO ENTIENDEN EL ARTE… POR TI

Hoy hemos suprimido un CUENTO de nuestro blog; sí, con ello el CUENTO ha muerto y la libertad de expresión ha sido asesinada otra vez. Fuimos informados de que posiblemente recibamos una demanda si no quitamos la historia “Este es un cuento... no tiene nombre pero es lo que menos importa”, de nuestro blog, el problema es que dicha amenaza nos llega de las manos de una artista del pincel; en serio que es increíble. Dentro del asunto existen 3 verdades: La pintora alega que en el cuento se hace alusión a su nombre (lo cual es cierto; va una) y se le presenta enamorada de un hombre que no existe (también cierto; dos), esto último según ella causó el enojo y la indignación de su esposo e hijos, porque ella nunca sería deshonesta con su familia y en su percepción es por este hecho que debe de suprimirse del blog ya que su imagen como pintora puede verse afectada; lo último y más importante, y esto lo digo yo, es que es sólo un cuento (verdad innegable; por fin tres), una historia fruto de la imaginación de un autor.

No sabrá que los practicantes las bellas artes, sus colegas, desde tiempos inmemoriales lucharon contra la censura para después imponerse y con ello otorgarle al mundo obras magníficas y trascendentales de la humanidad. Entre los que han sentido a flor de piel el efecto de la censura se encuentran: George Orwell con su obra “Rebelión en la Granja”, novela que usa la analogía animal para criticar al gobierno de Stalin, también a Mathew G. Lewis con “El Monje”, novela que la iglesia prohibió por considerarla impía, después pasaría a ser un libro pilar de la literatura gótica, a Milán Kundera con su obra “La Broma”, por la que el autor se tuvo que mudar a París y así librarse de la censura impuesta en su país.

Ahora que si quiere que hablemos de pintura que es la vertiente artística donde ella se mueve, cito entonces la misma evolución de la pintura. En un principio el realismo lo era todo, cualquier movimiento artístico que rompiera los esquemas de la pintura conservadora era visto como una revolución proletaria, pinturas de poca calidad, de mal gusto, era relegado y no se exponía en las galerías de arte. Debemos agradecer al mundo su constante movimiento, porque debido a su rotación y traslación es que los seres que habitan en él no puede dejar de girar y metamorfosearse, gracias a estas espirales de la vida tenemos cuadros surrealistas (Salvador Dali), cubistas (Pablo Picasso) e impresionistas (Claude Monet), todas las corrientes pictóricas son necesarias, las diferentes técnicas del pincel abren nuestro diafragma mental hacia lugares que están ahí, pero que antes no percibíamos. Al final como pasa normalmente en las historias para niños el bien vence al mal, el arte derrota a la censura, al igual David vence a Goliat en el “David Victorioso”, de Caravaggio.

Volviendo al tema que nos atañe, en la historia no se hace mal uso del nombre de esta pintora o mucho menos, además es una obra de ficción y es por ello que desde su publicación se optó por nombrarla “Este es un cuento... no tiene nombre pero es lo que menos importa”, con ello se hace alusión al contenido ficticio de la historia. Decidimos quitarla sólo porque apreciamos a la pintora, pero la verdad es que no hay argumentos sólidos para interponer una demanda; si no le gusta el cuento tiene el derecho de expresarlo pero no de censurarlo; bien dijo León Tolstoi “No todo lo que comemos nos gusta, no todo lo que nos gusta es bueno, por lo tanto, no todo lo que no nos gusta deja por ello de ser arte”.


Esperamos que el gremio artístico no se vuelque contra sus propios colegas, lo último que necesitamos es un país donde pulule la censura artística ya que el arte es precisamente la creación espontánea de ideas, es una invención, una idea arrojada al aire, plasmada por medio de la pluma, del pincel, del cuerpo, de la piedra, del celuloide, de la voz, es un grito de libertad y como explicó alguna vez Picasso "El arte es la mentira que nos permite comprender la verdad"; y sólo la verdad nos hará libres.

miércoles, septiembre 26, 2007




Novela: El Enigma de París
Autor: Pablo de Santis
Editorial: Planeta



Un misterio a medias
La novela policíaca o detectivesca ha sido desde antaño uno de los géneros más atractivos y consumidos por los lectores en todo el mundo, eso sí, no hay que dejar a un lado que a su vez tiende a ser uno de los géneros más subvalorados.

¿Quién no ha leído a Sherlock Holmes? o por lo menos escuchado su nombre, sin duda un símbolo de la literatura policial; de hecho, mi querido Watson, Holmes es un personaje elemental en la literatura universal. Quién más ha intentado descubrir sin éxito al asesino en la novela de Diez Negritos, de Agatha Christie; como ven son innumerables momentos de suspenso y entretenimiento los que nos hacen vivir las grandes novelas policíacas. A todos nos atraen los misterios, bien dicen que dentro de cada persona hay un detective que busca conocer la verdad de los hechos; de ahí el éxito de la novela policíaca.

Los precedentes de la novela detectivesca los sembró Allan Poe en Los crímenes de la Calle Morgue, desde entonces la novela policíaca ha sufrido muy poca evolución y en cambio se ha sobreexplotado hasta el hartazgo por muchos autores modernos. El problema del género policiaco se centra en que es una rama literaria con reglas muy bien establecidas, en la cual pareciera imposible romper los esquemas. Es precisamente esta razón la que ha provocado que la novela policíaca se haya ido desvirtuando hasta sumirse en una profunda mediocridad, convirtiéndose en un producto hecho a la medida, con tramas entretenidas pero sin contenido, en best-sellers inocuos; en una fórmula cacofónica e inmutable.

El Enigma de París es una de las tantas novelas de este género, con sus defectos y sus virtudes. Sí, la novela es ganadora del Premio-Planeta Casamérica de narrativa iberoamericana 2007, cumple con el cometido de entretener, pero está lejos de ser erudita como El Nombre de la Rosa de Umberto Eco o distante de ser una obra imprescindible como Estudio en Escarlata de Conan Doyle; simplemente es una lectura ligera y efímera.

El libro narra las pesquisas que realiza Sigmundo Salvatorio (joven detective argentino) para esclarecer el asesinato de uno de los miembros de Los Doce Detectives (agrupación que reúne a los detectives más sagaces del mundo), todo ello en el marco de la Exposición Universal de París y a la par de la construcción de la Torre Eiffel.

El autor, Pablo de Santis, intenta dar un toque sesudo a la historia internándose en la metodología de la investigación de cada uno de los detectives, pero con sólo 281 páginas se acota el margen para desarrollar personajes creíbles y sustanciales, lo cual da pie a detectives parcos y estereotipados; sin profundidad. La historia se despliega mediante una prosa ágil que transporta al lector a un París de misterios, amores, envidias, crimen y traición. El Enigma de París es una buena elección para jóvenes lectores que inician su camino en el mundo de las letras policíacas por el contrario los asiduos al género la encontrarán de poca eficacia. Es como toda novela policíaca, en ella se va construyendo paso a paso un mundo donde el crimen es un arte, donde el detective investiga cada una de las pistas con su ojo metódico, donde descifrar las pinceladas del asesino es algo más que una mera investigación.

miércoles, agosto 29, 2007

Bebo cada día un poco de ti

Bebo cada día un poco de ti y aún me siento vacía. Te esfumas poco a poco en el humo de mi cigarro y sigo fumando sin poder detenerme y retenerte.

El tiempo me detesta, porque sabe que te quiero y camina aprisa, él nos separa, él lo termina.

Bebo cada día un poco de ti y aún no me embriagas. Añoro las despedidas, cuando me besas, me abrazas y me dejas… ahí, sentada sobre un mundo de pensamientos, de sueños, sensaciones y obsesiones.

Tu mirada se apodera de mi alma, un instante, se suspenden tus amores, mis temores y luego… luego todo es estático.

Me das dosis de cariño que suministro en las noches, cuando tú no estás, cuando no me ves, cuando más frágil soy.

Bebo cada día un poco de ti y aún no me das el valor para confesarte que te quiero… sin disfrazarlo de un gusto que ya pasó.

lunes, abril 30, 2007

He deseado
He deseado que la locura se apodere de mí para desahogar el río de mis efusivos instintos, perderme tal vez en el paraíso de los excesos y ver el cielo, sin enternderlo, sin razonarlo, sólo verlo.
He deseado que el amor que aún te tengo se desvanezca en la sequía que tienen tus rechazos de siempre y de nunca.
He deseado que la lluvia te arrastre lejos de mí, que te lleve a donde no he ido, a donde nunca te encuentre, donde no huela a ti, ahí donde estás más lejos que ahora, donde el tiempo irremediablemente no te lleve a mí, donde todo tenga un fin... eterno, donde no estás ahora que deberías estar.
He deseado que las noches no sepan a ti, que no te iluminen, que cuando te quiera más no me lo recuerden la oscuridad y la soledad, que no me descontrolen las ansias y la necesidad de ir hacia ti, a admirarte desde un rincón donde no lo notes, donde no me notes a mí.
Y sigo deseando que te enamores de mí, que me recuerdes a mí, que el alcohol te sepa a mí, que me extrañes a mí... y que nunca me encuentres a mí.

jueves, marzo 22, 2007


La caída


- Está muerto- gritó un hombre desde la más profunda de sus entrañas, su voz aguda irrumpió entre los susurros de los testigos, pero nadie escuchó nada o no quisieron hacerlo.
Y ahí estaba ella, sentada en medio de un tumulto de personas indiferentes, ocupadas y preocupadas, se movían de un lado a otro sin explicar nada, sin comprender nada. Y no era necesario, ella sabía, y era tal vez la única, que comprendía con exactitud lo que había ocurrido.
- A mí se me hace que este ha de haber andado drogado, porque de seguro era albañil y ya sabes cómo es esa gente, se ha de haber caído de ese edificio- afirmó una mujer de edad avanzada que observaba cómo yacía el cuerpo teñido de rojo, rojo sangre.
Ella sólo se dedicó a observar, sin cuestionar, suponer o hablar, una gota de agua le rodó por la mejilla, sonrió, miró al cielo, comenzó a llover y respiró profundo –Déjenlo en paz- gritó descomunalmente, el eco llegó hasta lo más recóndito del edificio del cual aseguraban los testigos había caído, entonces, sólo hasta entonces el silencio imperó momentáneamente hasta que…
-Ya llegó la ambulancia, déjenla pasar, háganse a un lado para que pase la ambulancia, parece que están sordos, tú muévete, ¿qué no ves que ya llegó la ambulancia?- dijo una y mil veces hasta que se cansó una mujer entrometida por vocación, después de eso la fuerza de la lluvia aumentó y todos corrieron a sus casas, no para continuar con sus quehaceres, más bien para observar todo desde el cómodo sillón de sus patios techados.
Ella se acercó al cuerpo, acarició su mejilla, y durante varios minutos se dedicó a observarlo
-¿Es familiar, qué pasó?- cuestionó un paramédico de la Cruz Roja, pero ella no le contestó, volteó a verlo, su dulce y triste mirada lo alejó
-¿Qué pasó?- preguntó el conductor de la ambulancia
-Nada, aquí ya no hay más que hacer- dijo y se marcharon de inmediato del lugar.
Nuevamente se concentró en el hombre, que más que muerto parecía dormido
-Sé quien eres- le susurró ella, mientras sus delicados dedos dibujaban figuras en su rostro rojo
-No creas conocerme- respondió débilmente el hombre, el ruido de la lluvia y el aire se robaron el mensaje, ella nunca lo escuchó hablar, lo creyó muerto, se acercó a él, lo besó en la frente y se puso de pie, comenzó a caminar mientras el hombre la siguió con la mirada hasta que por la distancia ya no la vio más, él esperaba que ella lo ayudara a regresar, a volver del sitio del que cayó, a ese cielo de donde emigró.