jueves, enero 28, 2010

DEMENCIA


Hablarnos, es para fingir una amistad que en realidad no nos interesa.
Decirnos amigos, es para convencernos que el futuro no existe con nosotros.
Conversar del futuro nos recuerda el perfecto presente que nos pertenece justo ahora y sólo hoy.
Soñar con este minuto nos hace apasionados, porque así olvidamos que hay un mañana incierto y tal vez desierto.
Dejarnos nos acerca más, así nuestras almas ambiguas se evocan y después fusionan.
Querernos es para no desatar un impulsivo amor.
Frenarnos en el camino trillado de las cursilerías nos deja en la estática frialdad que intentamos destrozar con eventuales detalles.
Pensarnos nos hunde en la complejidad de los celos e inseguridades.
La distancia nos convierte en dementes y la cercanía en locos... y es que somos exactamente uno mismo, que fue dividido en dos.