domingo, noviembre 13, 2005

Doménikos Theotokópoulos (El Greco)

La oscuridad es un velo omnipresente que sobrevive en el día, y reina durante la noche. Existe una dualidad en lo negro que no podemos negar, vive sin la luminosidad y a la vez depende de ella; así sabemos que donde yace el bien, deambula el mal. Es precisamente esto lo que le brinda un poder superior al que posee la luz, porque donde no hay fuego las sombras imperan, declarando así su existencia autónoma; y cuando el sol irradia su albor sobre las cosas, son estos mismos cuerpos los que dan vida a las sombras, que residen ocultándose a sus espaldas.

De ahí una sumisión de la luz hacia la oscuridad, eso mismo plasmó el pintor griego “El Greco”, en muchos de sus cuadros repletos con tonos opacos. En una de sus obras más relevantes “Cristo Crucificado”, óleo que pareciera propio del renacimiento, pero que a diferencia de esa época, expone la tendencia del color pardo que aunado a su estilo “Manierista”, exhibe figuras exageradas, con distorsiones anatómicas y la cara alargada, además descubre ese sentimiento triste y lleno de sufrimiento, expresado por el autor. Este cuadro lúgubre fue elaborado entre 1585-90.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta, está muy padre y te deja pensando... son las sombras las que reinan a la luz, pero es la luz la que todos queremos.