lunes, marzo 06, 2006

Besos
Aquellos besos eran peculiares por la intensidad con la que se desperdiciaron. Tanta euforia, tanta pasión y sin huellas de amor o cariño. A veces, casi siempre prefiero soñar el sabor, que recordar una sensación que no causa efecto en mí.
Sin amor no deberían haber besos y sin besos no debería haber amor ¿de qué me sirve amarte si tus labios son prohibidos? o ¿de qué me sirve haber sentido otros sin haber amado?.
He puesto miles de disfraces a mis labios; diferentes colores, texturas variadas e infinidad de sabores para que tu boca los sueñe y elija el mejor matiz. Nada ha funcionado pues no es tu boca la que decide sino tu conciencia; y me ha dicho que no es el disfraz sino el lugar el que no he cambiado.

2 comentarios:

Víctor dijo...

¡Qué bárbaro! Vuestro mejor trabajo, según mi punto de vista.

Celin dijo...

En estos casos no siempre es bueno cambiar el lugar. Es como caminar hacia el sur con la ilusión de tomar desprevenido al norte con un ataque por la espalda... me encantó.